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Las Primeras Victimas

 

Miguel Ángel Quiroga Gaona (1972-1998)



 

En septiembre de 1998 fue asesinado por paramilitares en el Departamento del Chocó el sacerdote Miguel Ángel Quiroga Gaona, quien luego de realizar sus votos religiosos estudió Ciencias Sociales en la Universidad Pedagógica Nacional, en donde se graduó en diciembre de 1997. Buen estudiante, juicioso, serio, responsable, fue mi alumno en el octavo semestre, en el Seminario de Problemas Contemporáneos de América Latina. Cada vez que veo la placa con su nombre en una de las aulas a donde él tomaba clases, recuerdo la última vez que hablamos. Fue al terminar el semestre, cuando él se me acerco para decirme que le había gustado el curso y que me agradecía porque había aprendido mucho. Agregó que en pocos días se graduaría. Me confeso, ‒algo que yo no sabía‒, que era religioso de la comunidad Mariana, y que luego de graduarse se iba a vivir al Departamento del Chocó a trabajar con campesinos y pescadores. Le desee mucha suerte, el me tendió la mano y nos despedimos. Nunca más lo volví a ver.

 

El 18 de septiembre de 1998 fue asesinado en Llorópor paramilitares que creían que Miguel Ángel había denunciado a miembros del Ejército por el crimen de un campesino de la región. Ese día, Miguel Ángel, o el padre Michel como le decía la gente que lo conocía, iba en compañía del Párroco de Lloró y de unos 40 campesinos en un bote, a celebrar las fiestas patronales. El bote en que se movilizaban fue interceptado por un grupo de paramilitares que obligó a descender a sus ocupantes y les pidió documentos de identificación. Luego de esto, le dijeron a Miguel Ángel que se quedara con ellos. Pero éste los interpeló y les preguntó: “¿Por qué me tengo que quedar con ustedes, si ustedes no son ni siquiera cuerpos legales para pedir documentación? Yo me voy con la comunidad”. Entonces sin pronunciar palabra, el jefe de ese comando paramilitar, alias “Raúl”, sacó su revólver y le disparó en la cabeza. Lo mató en el momento. El párroco y los campesinos fueron advertidos que no se podían mover del sitio hasta que no pasaran dos horas o si no correrían la misma suerte.

Me enteré de este asesinato en Buenos Aires, mientras participaba en varios eventos académicos y políticos. Por esa razón, no pude asistir a los funerales de Miguel Ángel, pero en el frío y la soledad de Argentina rumié con amargura el dolor de la muerte de quien había sido mi estudiante en la Universidad Pedagógica Nacional y había asumido conscientemente el compromiso de trabajar por construir otro país, humano e igualitario, decisión valiente que pagó con su propia vida.



 Renán Vega Cantor

 

Darío Betancourt Echeverri (1952-1999)



 

El viernes 30 de abril de 1999, a eso de las cinco de la tarde, en uno de los pasillos del Edificio A de la Universidad Pedagógica Nacional charlamos durante largo rato con Darío Betancur, por entonces Director del Departamento de Ciencias Sociales, mi amigo desde la época en que habíamos estudiado en la Maestría en Historia de la Universidad Nacional. Conversamos animadamente de numerosos asuntos de la Universidad y del país. Cuando nos despedimos, recuerdo sus últimas palabras: “No sé si mañana pueda asistir a la marcha del primero de mayo, porque tengo que ir al sepelio del profesor De Plaza (un colega que acababa de fallecer) y además tengo una salida al Valle del Cauca. De todas maneras, si no nos encontramos mañana nos vemos la otra semana”. Pocas horas después, Darío fue secuestrado y luego asesinado a sangre fría.



Al día siguiente en las horas de la tarde, sábado 1 de mayo, me llamó su hija mayor para preguntarme si sabia algo de Darío. Me entere que no había ido a su casa la noche anterior y nadie tenía noticias de él. Desde ese momento, y durante varios meses, muchos amigos, estudiantes y colegas de Darío nos dimos a la tarea de buscarlo con persistencia, siguiendo los rumores de algunas personas que decían haberlo visto deambulando en apartadas calles de Bogotá. Hicimos denuncias públicas, organizamos charlas, eventos, marchas, mítines reclamando el regreso sano y salvo de nuestro compañero. Todo fue inútil. A comienzos de septiembre de 1999, se confirmó que unos restos encontrados en cercanías a la capital del país correspondían a nuestro amigo Darío Betancourt.

 

Con Darío nos unían intereses comunes y tuvimos una carrera académica similar. Los dos estudiamos Historia en la Universidad Nacional, trabajamos en las universidades Santo Tomas, Distrital y Pedagógica Nacional. Nos cruzamos en la ciudad de París, a donde ambos fuimos a estudiar. En términos académicos, intelectuales y políticos teníamos bastantes afinidades, como se evidenciaba con los temas que nos preocupaban, en especial la historia colombiana del siglo XX, el conflicto agrario y la violencia, así como la enseñanza de la historia. Alguna vez hablamos de escribir un Manual de historia social de Colombia, proyecto que nunca logró realizarse. Por todas mis afinidades con Darío y nuestra amistad, este terrible suceso me impactó mucho, hasta el punto que me paralizó en mis actividades académicas e intelectuales durante algún tiempo, tal vez porque evidenció la fragilidad de los profesores e investigadores críticos e independientes en Colombia, ya que debe recordarse que la muerte de Darío estuvo relacionada con el último libro que publicó, donde analizaba la violencia narcoparamilitar en el Valle del Cauca.

Renán Vega Cantor

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Estudiantes Muertos

 

Óscar Danilo Arcos (1991-2012)

 

“En Óscar y Daniel se combinaba su alma de niños con la fortaleza y determinación de los jóvenes. De niños tenían su sonrisa, su transparencia, su sinceridad y desprendimiento; de jóvenes adultos tenían su seriedad académica, sus convicciones, su deseo de saber y de llegar a ser unos maestros de verdad”. Renán Vega Cantor.

Oscar Arcos, estudiante de décimo semestre de la licenciatura en educación básica primaria con énfasis en ciencias sociales en la noche del 24 de Marzo de 2012 se encontraba en el tercer piso de su residencia en el conjunto cerrado Fontana grande ubicado en barrio Lombardía en la localidad de Suba cuando una explosión acabó con su vida a sus tan solo 19 años de edad.

Los profesores y compañeros de Oscar lo recuerdan como un brillante estudiante, interesado por la historia, la pedagogía y los diversos fenómenos que atacaban a su alma mater como una institución pública y a Colombia en su generalidad. Con una constante actitud de responsabilidad, compromiso y creatividad frente a su rol de estudiante en formación y construcción como futuro docente.

Atendiendo al sentido de responsabilidad y defensa de lo público, fue uno de los estudiantes de la universidad pedagógica nacional más comprometidos con la consolidación del movimiento estudiantil que lideró el paro nacional por la defensa de la educación superior en el mes de octubre y noviembre del año 2011.

Con una actitud académica de seriedad y compromiso real que siempre caracterizó a Oscar, pero a la vez con una constante sonrisa y un espíritu solidario participó activamente de debates, asambleas, campamentos, conferencias, marchas organizadas a nivel nacional para luchar contra la reforma a la ley 30 de 1992.

Antes de morir, Oscar Arcos estaba preparando una investigación sobre la reconstrucción de la historia del movimiento M-19, tema que lo había apasionado según confirma su familia, amigos y docentes toda su vida universitaria y que por tal constituía la tesis con la cual pretendía graduarse de la licenciatura en ciencias sociales a finales del 2012.

A pesar que este estudiante vivía en el mencionado lugar con la familia de su compañero y amigo Daniel Garzón también víctima del incidente, tenía una relación cercana con sus padres y hermanos quienes residían en Sibaté, municipio de Cundinamarca, quienes a su vez han reclamado verdad y justicia por este caso pues han sufrido la constante criminalización de su hijo.

Comunicado oficial de la Universidad >>

Eduardo Lofner ( Trabajador UPN desaparecido)
 

Cristina del Pilar Guarin (Egresada UPN desaparecida en el Palacio
de Justicia)

Rodolfo Ramon de Roux (Profesor Facultad de Humanidades, Exiliado)

 

Ricardo Saez (Profesor Departamento de Ciencias Sociales , Exiliado)

Otras victimas

 

Eduardo Loffsner, Torres Detenido Desaparecido en Bogotá el 24 de Noviembre de 1986



 

Han pasado 20 años desde su desaparición, y el caso continúa en la total impunidad, las “exhaustivas” investigaciones no han arrojado ningún resultado.

El compromiso político que siempre tuvo con las causas justas lo llevaron a estar privado de la libertad entre febrero de 1979 y marzo de 1983, después de haber sufrido torturas durante su detención, como lo narró en el I Informe de Amnistía Internacional, en donde relató:


“…desde el momento del allanamiento fui golpeado en presencia de mi compañera. Junto con ella fuimos vendados y trasladados a la Escuela de Artillería; de allí se nos llevó a la Escuela de Caballería en Usaquén, donde luego de ser reseñados se nos llevó a unas caballerizas separadas. Allí comenzó el “interrogatorio”. Varios grupos de individuos se rotaban de forma que continuamente me indagaban … En momentos llegaba un señor “buena persona” aconsejándome decir cosas de las que no tenía conocimiento… pero a continuación llegaban los “especiales”. Desde el comienzo fui amenazado con piletazos, paseos y demás, chantajeándome con torturas a mi compañera y a mi familia…”

La desaparición de EDUARDO es otro crimen más del terrorismo de estado, y se suma a los cerca de 8.000 desaparecidos forzosamente de los que se tiene conocimiento en nuestro país, sus seres queridos continúan esperando verdad y castigo a los responsables.

Eduardo tenía apenas 31 años cuando fue detenido desaparecido, su ejemplo de vida y su convicción alimentan la esperanza de quienes luchamos por la dignidad de los pueblos, sus familiares y amigos esperamos que frente a su desaparición forzada haya verdad, justicia y reparación integral.
 

“A la esperanza y a la lucha...
que nunca han de morir”

 

Hoy sus familiares continúan afirmando la memoria, exigiendo Justicia, saber qué pasó con Eduardo, continúan afirmando su dignidad… por ello…

EDUARDO… en la Memoria

EDUARDO… Sin Olvido

Bogotá, D.C., 24 de noviembre de 2006

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz

















Cristina del Pilar Guarin (Egresada UPN desaparecida en el Palacio de Justicia)



Por Lalo F. Nossa Paz



BREVE BIOGRAFIA DE CRISTINA GUARÍN CORTÉS


Hija de José Guarín Ortiz y Elsa Cortés, nació en Bogotá el 09 de septiembre de 1958, Cristina fue la séptima de ocho hijos. Estudió en los colegios Instituto Pedagógico Nacional y externado nacional Camilo Torres, donde se graduó de bachiller en 1979.
Cristina se graduó como licenciada en ciencias sociales en la Universidad Pedagógica de Bogotá en 1985. Sobre ella dice su hermano René Guarín en un escrito publicado en la Revista de la Corte Suprema No 20 del mes de noviembre de 2005: 
Cristina Guarín Cortés, C.C. No. 51.599.887 de Bogotá

“…consulta y lee textos… y algunos escritos del sacerdote nicaragüense, practicante de la teología de la liberación, Ernesto Cardenal…” (Anexo 28 del proceso 9755-4 de la Fiscalía)
El día del asalto del M-19 al Palacio de Justicia, Cristina a pesar de su título Universitario de Facultad Mayor en la U. Pedagógica de Bogotá, estaba haciendo un reemplazo en el puesto de cajera de la cafetería que llevaba algunos días, a la esposa del administrador de la cafetería Cecilia Cabrera, por que esta se encontraba a punto de dar a la luz su hija Alejandra.


EL SEPULTURERO IDENTIFICA A CRISTINA GUARIN COMO UNA DE LAS INHUMADAS PROVENIENTES DEL PALACIO DE JUSTICIA


En declaración del 24 Marzo 1987, ante el Juzgado 30 de Instrucción Criminal Ambulante, el sepulturero del cementerio del Sur JOSÉ ANTONIO SÁNCHEZ BORDA, reconoce a Cristina Guarín como una de las personas que él sepultó en noviembre de 1985. Diligencia realizada ante el Juzgado 30 de Instrucción Criminal Ambulante, (Diligencia que no tuvo en cuenta la Fiscal Ángela María Buitrago en la etapa de investigación. Misma diligencia que fue leída por el Coronel Plazas Vega en el juicio, y no quiso tenerla en cuenta la Juez María Stella Jara en evidente Prevaricato)
El Coronel LUIS ALFONSO PLAZAS VEGA, durante el interrogatorio que contestó en la audiencia, presentó la declaración del mencionado obrero, en la cual reconoce en dos fotos a CRISTINA DEL PILAR GUARIN, como una de las personas que enterró, proveniente del Palacio de Justicia, el 09 de Noviembre de 1985. Dice así:


“… PREGUNTADO: Sírvase decir si en las fotografías que se le ponen de presente reconoce a alguna de las mujeres que inhumó el 09 de noviembre de de 1985. CONTESTO: De todas las fotos las que más se me parecen son estas (el declarante señala las fotos 4 y 5 que corresponden a CRISTINA DEL PILAR GUARIN CORTES) lo que más se me asemeja por el detalle del pelo y porque era muy bonita…” (Cuaderno 95 del proceso 4119-2 del Juzgado Segundo Especializado, que recoge esta declaración ante el Juzgado 30 de Instrucción Criminal ambulante,  folios 118 y 119)

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